Con ocasión del Día Internacional del Trabajo y la pandemia COVID-19

En la actualidad el COVID-19 o «coronavirus», representa una pandemia que ha impactado en todos los ámbitos a nivel mundial y conforme avanza esta enfermedad ha ido causando estragos en el mundo del trabajo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha indicado que las medidas de paralización total o parcial afectan a casi 2700 millones de trabajadores, es decir, alrededor de 81% de la fuerza del trabajo mundial y también ha estimado que derivado de esta crisis podrían quedar sin empleo en el mundo más de 25 millones de personas.  

El COVID-19 ha impactado la economía mundial que refleja un decaimiento notable derivado de los múltiples controles y disposiciones gubernamentales, lo que ha tenido como consecuencia que se restrinjan las importaciones, exportaciones, disminución de la materia prima, la interrupción de la actividad económica, restricciones de viaje, cierre de escuelas y otras medidas de contención que conllevan un impacto financiero importante en las operaciones de las empresas, que obviamente impacta en las relaciones laborales.

La OIT destaca que esta crisis impacta en el trabajo en tres factores importantes: 1. La cantidad de empleo (tanto en materia de desempleo como de subempleo); 2) la calidad del trabajo (con respecto a los salarios y el acceso a protección social); y 3), los efectos en los grupos específicos más vulnerables frente a las consecuencias adversas en el mercado laboral.

 

Muchos sectores económicos están sufriendo las consecuencias de esta pandemia, especialmente las pequeñas y medianas empresas que se enfrentan a pérdidas en su capital lo que conlleva que los trabajadores estén expuestos a la disminución o suspensión de su salario y el despido.

Por otro lado, también existen personas que pertenecen al sector de la economía informal, que en muchos países tienen un papel económico importante; sin embargo, estos trabajadores carecen de protección básica y cobertura de la seguridad social. 

En cuanto a las relaciones laborales los estados y las empresas han tenido que ser creativos para paliar la situación de emergencia, diseñando acuerdos y soluciones legales que les permitan minimizar el impacto de los efectos que la pandemia ha tenido en el mundo del trabajo, siempre buscando mantener la fuente de empleo y así perjudicar en menor grado posible a las empresas y sus trabajadores.

 

Es importante establecer iniciativas de apoyo a los trabajadores y las empresas formales para impedir que la crisis sigan causando estragos, no solo basta con que los sujetos de la relación laboral acuerden medidas, sino que debe existir una interacción con el gobierno y éste tomar decisiones oportunas y puntuales para encontrar soluciones y así atender esta crisis que va generando un fuerte impacto en las relaciones de trabajo.  Se deben acordar políticas para estimular la economía y el empleo, apoyar a las empresas que lo necesiten, brindar préstamos, subsidios y otras medidas inmediatas, tomando en consideración que el empleo es la base de sostenibilidad de la mayoría de la población.

Por tales razones debe fomentarse y protegerse la fuente de empleo buscando evitar un mayor impacto en la sociedad derivado de esta crisis mundial, debiendo tomar cualquier medida que busque dinamizar la economía evitando el cierre de empresas y mantener los puestos de trabajo y así lograr un equilibrio para bien de los empleadores y de los trabajadores y sus familias.

Este 1 de mayo, es de suma importancia rememorar el Día internacional del trabajo y las luchas de los trabajadores llamados los «Mártires de Chicago» que en defensa de los derechos laborales tales como: jornada diaria de trabajo, prestaciones, condiciones de trabajo, entre otras, participaron activamente en las protestas de 1886. El 1 de mayo fue instaurado como el Día internacional del trabajo mediante el acuerdo de Congreso obrero socialista celebrado en París, Francia, en 1889.

Debemos tener presente en esta fecha conmemorativa, que el trabajo es fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad y, sin ninguna duda, credibilidad en la democracia, lo cual es fundamental para la gobernabilidad en un país.

Los sectores principales que involucra el ámbito laboral: patronal, sindical y gobierno, tienen muchos desafíos en estos tiempos de crisis, debiendo analizar y consensuar, las bases del nuevo enfoque que debería dársele al Derecho del trabajo y de las relaciones laborales a la luz de la situación actual en el mundo, tomando en consideración, entre otros elementos, el avance tecnológico, los bloques económicos, tratados de libre comercio, la pobreza, el incremento de la economía informal, las nuevas formas de empleo que surgen en las relaciones de trabajo, la erradicación del trabajo infantil, la generación de empleo y sostenibilidad de los mismos, las migraciones laborales, los modos de trabajo y cultura de las nuevas generaciones, las redes sociales y el internet, la nueva visión del movimiento sindical y de las organizaciones sociales, el trabajo digno, la productividad de las empresas, el comercio internacional, la deslocalización de las empresas y el papel de la Organización internacional del trabajo después del centenario de su creación.

Debemos ser abiertos a la reflexión, al diálogo, al desarrollo, a la preocupación del ser humano por el ser humano y por sobre todo, un sí a la búsqueda del bienestar común a través del análisis de los problemas sociales que aquejan a nuestras naciones y de las normas laborales que nos rigen y que constituyen el engranaje principal de la estructura social de nuestros países.

Los actores sociales deben buscar una sociedad más humana, más competitiva y acorde a la realidad actual; debemos recordar que nuestra sociedad es dinámica y todos debemos actuar rápidamente, a efecto de no quedarnos rezagados en ningún ámbito, pero fundamentalmente en el ámbito del trabajo y de la seguridad social.

No debe perderse de vista que lo esencial en toda rama del Derecho, pero fundamentalmente en las ramas laboral y de seguridad social, sigue siendo «la persona humana» y el bienestar social, no de un sector en particular, sino el bienestar de todos los sectores involucrados. Asimismo, reflexionar sobre la necesidad de contar con trabajos dignos, creativos, satisfactorios y bien remunerados y acorde a las condiciones actuales de cada país y el mundo.

Sin lugar a dudas, en el ámbito de las relaciones laborales a nivel mundial, existirá un antes y un después del COVID-19, lo que obliga a repensar el diseño de la normativa aplicable al trabajo, porque esta situación que la población ha experimentado ha rebasado el contenido del marco legislativo laboral, habiendo dado lugar a diferentes formas de abordar las consecuencias e impacto en las relaciones entre empleadores y trabajadores, muchas de ellas no reguladas en la legislación por lo que se presenta un inmenso desafío que debe abordarse.

Un saludo especial en este Día del trabajo a las personas que trabajan, motor de desarrollo de nuestros países.

1 de mayo de 2020

Augusto Valenzuela

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