Emprendedores, startups y MIPYMES

Columna «Enfoque Laboral», semanario económico «Efectivo» de Prensa Libre.

Publicado 13 de febrero de 2018.

 

El cumplimiento de sus obligaciones laborales promueve la superación de la cultura de informalidad en el país

 

Guatemala es el país latinoamericano con uno de los más altos índices de emprendimiento, pero carece de una infraestructura legal adecuada que permita proteger e impulsar a estos pequeños negocios; por lo tanto, para ellos es difícil ser sostenibles y rentables, así como cumplir con la legislación vigente en el país, incluyendo sus obligaciones laborales y seguridad social, por lo que los emprendedores, las startups y las MIPYMES deben conocer y generar una cultura de cumplimiento mínimo de obligaciones legales para que obtengan las herramientas que les permitan elevar su nivel de competitividad en el mercado.

 

Un emprendedor es aquel que identifica una necesidad en su entorno y decide crear una empresa en solitario asumiendo la totalidad del riesgo. Las startups son empresas emergentes encaminadas a crear un nuevo modelo de negocio, las cuales se apoyan, principalmente, en la tecnología y la innovación. Mientras que las MIPYMES son las micro, pequeñas y medianas empresas que realizan actividades de transformación, servicios o comercio, y que se caracterizan por tener de 1 a 200 trabajadores, respectivamente, y mantener un cierto promedio de ventas anuales.

 

Estos tipos de empresa son fundamentales para la reducción del desempleo a través del desarrollo de una fuerza laboral calificada y capaz de adaptarse. De hecho, estas empresas constituyen una de las mayores fuentes de empleo en el país ya que generan nuevas plazas de trabajo, pero deben respetar los derechos laborales mínimos, como cualquier otro empleador, sin importar la actividad económica que realicen, por lo que estas empresas deben cumplir con lo que establece la ley laboral guatemalteca, como por ejemplo: suscripción de contratos de trabajo, reglamentos internos y aplicación de procesos disciplinarios, respeto a las jornadas y descansos, asunción de cargas sociales, tener y desarrollar condiciones de trabajo efectivas y acordes a las necesidades del trabajador y de la empresa, así como contemplar cuestiones relacionadas con la seguridad y salud laboral en el lugar de trabajo, entre otras. Esto busca propiciar el desarrollo de un buen clima laboral, lo cual, a su vez, repercutirá en la calidad de los servicios o productos que presten o produzcan, mejorando así la rentabilidad de la empresa, la motivación de los trabajadores y la competitividad en el ámbito que se relacione la empresa evitando la imposición de multas.

Augusto Valenzuela

Columna «Enfoque Laboral», semanario económico «Efectivo» de Prensa Libre.

Publicado 13 de febrero de 2018.

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